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Compartir arte es compartir una herramienta cargada del pasado que la gestó y del futuro que engendra.

Los invito a recorrer esta senda de la estética, sostenida por la ética y la pasión de sus creadores

jueves, 25 de septiembre de 2014

Poemas de J. Gelman



"La palabra es una herramienta 

de lucha"


Juan Gelman





Nace en Buenos Aires el 3 de mayo de 1930
Muere en México el 14 de enero de 2014



"Ésta debe ser una tristeza urbana. 
Los edificios no dialogan y el cansancio silba. Niños piden limosna y no huelen a gardenia. Allí, secos."






Colaboró en diarios y revistas tales como
La Opinión, Panorama, Crisis y Noticias
Publicó casi 30 poemarios, 
entre los que destacan
 "Hechos y relaciones", "Salarios del impío" y 
"El emperrado corazón amora".
Entre los premios que ha recibido se encuentran
el Cervantes, el Boris Vian y el Pablo Neruda




Hoy estoy tan alegre qué me dicen

Hoy que estoy tan alegre, qué me dicen,
me miro el pecho y río, mirome
la estatura, el reloj, los pantalones,
tan alegre que me río,
la camisa me miro a carcajadas, vea usted,
este asunto comienza en mi esqueleto
(perdón por la palabra), estoy alegre
compañero, le digo, cuello arriba
y cuello abajo río, qué es no sé,
me levanté tan simple como siempre
y tan juan como suelo entré a la calle,
salud, ciudad, le dije, le acaricié
la mañana de paso, fui hasta el hombre
más triste y le di un sueño,
compañero
qué me pasa, me río y qué es no sé,
tengo un tumulto de violines vivos,
me nace un pájaro en la boca,
¡al tren!
¿quién se ha muerto? ¡mentira!
los marinos
se enamoraron de una estrella
¿y qué?
Salud, ciudad, le dije, compañero,
y en una esquina el aire le besé,
como un loco, me miran los zaguanes,
las ventanas, un árbol, qué es no sé,
me sacudo el recuerdo, los pañuelos,
las caricias de anoche, busco en
mis ojazos de pibe entre cuadernos,
violetas tiernas y una madre y qué,
y qué me pasa, estoy alegre, río, corro,
me cantan los zapatos,
los zapatos,
ciudad, ciudad, hoy te amo como nunca,
hoy no te hiero, apenas hoy si te
toco, apenas si rozo tu armadura
de asfalto y piedra y barro y hombres de
cojón y viento, apenas si te digo
mañanero, salud.
Y me detengo.
Me río.
Estoy alegre.
Y qué es no sé.







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